miércoles, 20 de enero de 2010

Una “tarde dorada”. Los orígenes de “Alicia”. Semblanza de Lewis Carroll.

Lewis Carrol en 1863

Es la tarde del 4 de julio de 1862. Una barca de remos se desliza por un afluente del Támesis con rumbo a la villa de Godstow, en las cercanías de Oxford. Navegan en la barca dos hombres y tres niñas. Uno de los hombres tiene alrededor de treinta años, aire tímido y tartamudea un poco al hablar; es profesor de matemáticas en la prestigiosa universidad de Oxford, se llama Charles Lutwidge Dogson pero será más conocido por el seudónimo con el que firmará unos años después su obra literaria: Lewis Carroll. Las niñas, hijas de un decano de Oxford muy amigo del profesor Dogson, son las hermanas Lidell: Lorina, Edith y Alicia. Veinticinco años más tarde, Lewis Carroll escribe, recordando esa tarde:
“Emerge, sal, de las sombras del pasado, “Alicia”, hija de mis sueños: Son muchos los años que han volado desde aquella “tarde dorada” que te dio el ser; sin embargo, puedo evocarla casi con tanta claridad como si hubiera sido ayer: el azul limpio en lo alto, el espejo acuoso abajo, la barca deslizándose perezosamente… las tres caritas anhelantes, ávidas de noticias del país maravilloso… y de cuyos labios brotó : “Cuéntenos un cuento, por favor”, con toda la severa inexorabilidad del Destino…”

Alicia, en el momento en que tiene lugar el paseo en barca, cuenta con diez años de edad; cincuenta años después, siendo ya una mujer de sesenta años, afirma recordando ese día:
“Casi la totalidad de Las aventuras de Alicia nos las contó el señor Dogson aquella calurosa tarde de verano… Los cuentos que nos contó aquella tarde fueron mejores que los demás, porque guardo un recuerdo muy nítido de la excursión…”

El reverendo Duckworth, que acompaña a Dogson y a las niñas en la barca, anota recordando esa tarde:
“Alicia dijo al despedirse: “Señor Dogson, quisiera que me escribiese las aventuras de Alicia”. Dogson contestó que lo intentaría; después me dijo al día siguiente que había pasado en vela casi toda la noche, pasando a un manuscrito lo que recordaba del cuento con el que nos había alegrado la tarde.”

Justamente tres años después, el día 4 de julio de 1865, se publica en Londres el libro “Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas” (Alice´s Adventures in Wonderland), el texto de Lewis Carroll va acompañado de cuarenta y dos ilustraciones de John Tenniel.

En una comprobación efectuada en 1950 en el Departamento de Meteorología de Londres resulta que de acuerdo con los datos registrados el día 4 de julio de 1862 fue “frío y lluvioso” en las proximidades de Oxford, poco propicio pues para una excursión en barca por el río. El Departamento de Meteorología de Londres es muy riguroso en sus registros, pero igualmente las anotaciones en el diario del meticuloso Dogson son muy fiables y señalan que ese día fue soleado y luminoso. Se descarta que haya habido un error en cuanto a la fecha del paseo en barca. Un experto del aeropuerto de Dublín, citado por Martin Gadner en su edición de “Alicia” (The annotated Alice, Nueva York, 1960), considera que hay razones de peso para seguir opinando que la tarde del día 4 de julio de 1862 fue soleada.

Alice Liddel, la "verdadera" Alicia, según una fotografía tomada en 1860

Lewis Carroll, imaginando el mundo de Alicia

Portada de una antigua edición ilustrada del libro de "Alicia en el país de las maravillas"
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"¿Cómo eras tú, Alicia soñada, a los ojos de tu padre adoptivo? En primer lugar cariñosa... y amable como un cervatillo; y además cortes: cortés con todo el que te sale al paso, sea alto o bajo, grande o grotesco, un Rey o una Oruga...; y además confiada, dispuesta a aceptar los más disparatados imposibles con la credulidad plena que sólo conocen los soñadores; y, por último, curiosa... y con esa vehemente fruición de la Vida que sólo se da en las horas felices de la niñez, cuando todo es nuevo y limpio, y cuando "pecado o "dolor" no son más que nombres, palabras vacías que nada significan." (Lewis Carrol, Alicia en el teatro, artículo publicado en 1887)

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